sábado, 23 de febrero de 2008

La administración de la revelación.

Antes de entrar a las definiciones estamos haciendo algunas aclaraciones importantes. Una de ellas es entender que las cinco funciones de capacitación (los cinco ministerios) en ningún momento “administran” la revelación.

Por eso hacemos énfasis que la Iglesia en las casas, no son reuniones de hogar o sistema de células o grupos pequeños o como quieran llamarles, la Iglesia en las casas opera de manera totalmente diferente.

En las reuniones de hogar la revelación es administrada por los “ministros” ellos deciden qué deben aprender y qué no, hacen una clase bíblica para todas las reuniones, y esa revelación se da en todos los hogares. Más bien lo que las cinco funciones hacen es preparar una plataforma en la que cada cristiano y cada reunión tienen su propia revelación.

(Por administrar me refiero a controlar la cantidad, el tono, el tiempo y el destino de enseñar una revelación. No me refiero al significado cabal de la palabra porque en ese sentido la Biblia enseña de una administración de los misterios de Dios).

Esto espanta a los líderes conservadores. No se imaginan que cada grupo pueda tener su propia revelación sana y basada en la Biblia, creen que no es posible y que pronto se daría un caos de información y de engaño, pero no es así, cada cristiano tiene acceso a revelación divina directa y no administrada.

Por eso son importantes los cimientos, para que los que edifiquen en ellos lo hagan de acuerdo a la Biblia. Son los fundamentos los que mantienen el edificio. Los fundamentos puestos por apóstoles y profetas tienen la tecnología que puede impulsar a que cualquier cristiano y cualquier grupo tenga su propia revelación.

La administración de la revelación produce dependencia. La gente llega a depender de la enseñanza de otros para poder acceder a la palabra viva de Dios, no conciben su vida dependiendo por ellos mismos de la Palabra viva.

El clásico dicho de “a una persona pobre no le des pescado, mejor enséñalo a pescar” se hace presente en esto, si tú acostumbras a una persona a darle pescado ya cocinado siempre va a depender de tu almacén, en caso contrario, si lo enseñas a buscar su propio alimento, él va a encontrar su propia revelación.

En el pasaje de Juan 4:11-14 dice: “La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados? Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.”

Aquí vemos el encuentro de la samaritana con Jesús y nos damos cuenta de dos cosas: primero que ella iba todos los días por su porción de agua para el día, la cual sacaba del Pozo de Jacob.

Ese pozo no lo escarbó ella, era el pozo de “otro”, era agua de otro, era revelación de otro, sin embargo cuando conoce a Cristo ella misma se convierte en una fuente de agua viva. Ya no necesitó del agua de otros, ahora de ella fluía la vida. Es eso precisamente lo que tenemos que buscar. Que la gente aprenda a beber del agua que fluye de ellos y no que se hagan dependientes del agua de otros pozos, de los cuales “volverán a tener sed”.

Ese es el principio, si bebes (para vivir) del pozo de otros, volverás a tener sed, en cambio si bebes de tu propio manantial, generará en ti vida abundante.


Es obvio que una operación de las cinco funciones es proteger que la revelación de cada grupo sea bíblica y sana. Y hacer los ajustes necesarios para lograr que cada cristiano y cada casa tenga su propio manantial.

Armando Carrasco Z.
Iglesia en casa, Iglesia en todo lugar.

martes, 19 de febrero de 2008

Sin diferencia entre laicos y ministros (2a parte)

Continuando, decíamos que la preparación del cuerpo de Cristo debe ser global, en todas las áreas. Obviamente las funciones no se encargarán de dar clases de inglés o computación, pero sí motivarán e impulsarán a que la Iglesia lo haga.

Dice la Biblia en Efesios 4:16 “De quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.”

Vemos dos cosas claras en este pasaje; la primera estudiemos que dice según la actividad propia de cada miembro. Cada parte del cuerpo tiene funciones diferentes y cada una de ellas nos ayuda a nuestro crecimiento. No hay diferencia entre laicos y ministros, ni siquiera para nombrarlos de tal manera. Todos somos sacerdotes con funciones diferentes.

Lo que sí debemos hacer es entender esas funciones para que cada quien haga su trabajo. Entender lo que hace el que está a tu lado y entender lo que haces tú. Es por eso que conocer nuestro propósito toma una importancia relevante porque es ese propósito el que nos impulsa.

Algunos de nosotros seremos enviados a trabajar en la política, otros en los negocios, otros en el sistema bancario, otros más en la educación y un largo etcétera, y otros más trabajarán como capacitadores internos del cuerpo.

Si seguimos haciendo la diferencia entre laicos y ministros seguiremos formateando la mente de los cristianos para adecuarla a un cristianismo que gira alrededor de la reunión del domingo. Lo que debemos hacer es llevarlos al entendimiento de que cada uno tiene un propósito bien claro y definido aquí en la Tierra.

Todos como sacerdotes, todos con un propósito individual, todos con funciones diferentes. Y como bien lo dice en este mismo versículo “…todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente…” Todo el cuerpo de operando armoniosamente de acuerdo a su función.

Cuando entendemos esto entonces sí podemos empezar a estudiar las 5 funciones de capacitación e impulso.

Armando Carrasco Z.
Iglesia en casas, Iglesia en todo lugar.
www.jfi.com.mx